sábado, 17 de octubre de 2015

Que no le extrañe.

¿Que es tedioso lo que ella le dice? ¿Que  aturde sus oídos cuando habla? ¿Que prefiere estar sin ella? No disfrace con justificaciones y culpas su verdadera razón de "un tiempo". 



Al diablo con su "dejemos que fluya", usted en realidad no sabe lo que quiere y espera en el camino adivinarlo, pero es bastante cobarde como para decidirse y muy aprovechado para no tomarlo. 

Pero bien, deje que fluya, que fluyan las conversaciones a las que usted no le presta atención, deje que fluya el cariño que ahora ella le tiene. Deje que fluya la importancia que irónicamente usted ocupa en su vida.

Deje que fluya como el agua el interés que logró crear en ella, porque así "con el tiempo" ella se dará cuenta que después de todo no era usted tan especial. Que al fin de cuentas resultó ser otra cosa más que un mozalbete forrado de aluminio haciéndose pasar por un intento de caballero de brillante armadura. 

Pero que no le extrañe, si de pronto los papeles cambian, no se pregunte porque se encuentra tan feliz sin recibir mensaje suyo. No le extrañe que se olvide de escribirle, de hablarle o de "aturdirle". 
Que no le extrañe si en menos de lo que se imagina, "con el tiempo y dejando que fluya" ella desaparece poco a poco de su vida, hasta quedar extinta de sus días, o peor aún, de sus noches. 

Que tampoco le extrañe, "caballero", si un día de estos se vuelve usted insignificante en su vida, si de pronto se encuentra en el archivo muerto o en la lista de promesas a olvidar. Recuerde que no tendrá usted, ni más ni menos de lo que entregue, porque quien conoce lo que siembra no teme a la cosecha...

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