lunes, 28 de septiembre de 2015

Y tú ¿pa cuando? (Parte 2)

No tengo la formula secreta ni la respuesta perfecta para quien me pregunta que yo pa cuando, pero encontré la mejor forma de quitármelos de encima, yo respondo: cuando deba ser. 
Y así es, las cosas suceden cuando deben suceder, la vida es algo tan mágico y el destino tan sabio que jamás se equivoca. Pero si puedes ayudar a que sucedan y si lo que quieres es encontrar a esa persona, por supuesto que puedes hacer que suceda. 


Lo que si depende de ti, es la decisión, es claro que no decides si enamorarte o no, ni de quien, el amor llega de golpe, las personas aparecen así, te cambian la vida y no vuelves a ser el mismo de antes. Pero si depende de ti conectar y frecuentar con personas que te hagan crecer. Y para eso, debes tener bien claro, dónde estás y a dónde quieres llegar, además de saber cómo te gustaría que fuera esa persona ideal, ¿lo sabes?, ¿te conoces?.

Te voy a proponer un ejercicio que a mi me funcionó, escribe en una lista o en forma de carta cómo te gustaría que fuera esa persona, en verdad una descripción exhaustiva, sin límites, nadie la leerá, solo tú. Escribe como debe ser, físicamente, emocional, intelectual y espiritualmente, incluso seria perfecto si logras describir algunos de los valores o costumbres morales que debe tener, como te gustaría que vistiera, hobbies, intereses en común, etc. Visualízalo, si puedes imaginarlo, puedes encontrarlo. 


Y te juro que no va a llegar a tocar la puerta de tu casa, debes colaborar para que suceda, ¿cómo?; te haré una pregunta ¿a dónde vas cuando quieres comprar un auto? A varias agencias ¿no?, o lotes de autos o páginas de internet dedicadas a este giro. Pero es porque sabes que QUIERES UN AUTO, y me he topado con que la mayoría de las personas no saben qué tipo de persona quieren a su lado, vuelvo a el tema que he tocado, no se conocen. Y van por la vida sorprendiéndose, "enamorándose" o dejando que las apariencias engañen, en lo personal yo no podría estar con alguien que no trate bien a los animales (es el ejemplo que se me ocurre) así que nunca  iría a una pelea de perros ni nada por el estilo. Sería como decir que quieres comprar un auto y sigues llendo a la tienda de bicicletas. Pasa todo el tiempo, tengo amigas que se quejan que "todos los hombres son unos patanes" porque solo buscan esto o aquello, pero nótese que su concepto de "todos los hombres" son los que conocen en el antro o en fiestas el fin de semana. Están buscando autos donde solo hay bicicletas. 

Una vez que logras identificar el tipo de persona que quieres, frecuenta esos sitios, si es alguien preocupado por el ambiente, busca grupos de interés, si es alguien que lee, ve a bibliotecas, únete a círculos de lectura, si es un emprendedor y tu emprendes, busca reunirte con más de ellos, si es un empresario, deportista, viajero, chef, haz lo propio. Porque cuando llegas a ese ambiente en el que te sientes tú mismo comienzas a conectar con todos y pareciera que hablan el mismo idioma.

Pero sobre todo, no te cierres, el amor es tan increíble como el cielo, sabes que está ahí, lo ves, lo percibes pero nunca sabes donde estarán las nubes, los rayos del sol o la lluvia, te sorprende siempre. Déjate fluir, déjate llevar, haz lo que te gusta y sé feliz contigo mismo, solo de esa manera podrás ser feliz con alguien más, yo creo que no existen medias naranjas, yo soy de la idea de que hay naranjas completas. 


No decides de quien enamorarte, pero si atraes lo que quieres y lo que eres, te recuerdo que tus deseos son ordenes, pide al universo lo que deseas, y ve tras ello. Si quieres un AUTO, créeme, pierdes tu tiempo entre bicicletas. 



A veces

A veces comienzo a creer que tenías razón, que nos conocimos en un tiempo equivocado, que no estábamos listos el uno para el otro, que nos hacia mucha falta creer en lo individual, para poder ser una gran pareja. 


A veces, pienso en ti y aunque ya no duele, seria una mentira decir que me encantaría que estuvieras aquí. A veces recuerdo nuestra vida juntos y parece tan lejana que deja una sensación de que fue un sueño, de esos que se viven tan a flor de piel que parecen reales pero despiertas y no hay ni rastro de ellos.


A veces estoy a punto de olvidar tu risa, tus gestos y la forma en que reaccionabas, pero cuando mi cueva de memoria se encuentra a punto de descender, apareces. 

A veces concuerdo contigo, otras, detesto tu infantil y adulta forma pensar, empeñada en el "ahora no es el momento" mientras yo sigo citando "estamos destinados a no ser". 
Pero eso solo ocurre a veces, como cuando se rompe el corcho del vino, como cuando odio que salte el aceite, cuando pruebo algo delicioso que a ti te encantaría, como cuando escucho algo inteligente e imagino tu cara de asombro rimando con la mía. A veces, como hoy, que el cielo esta gris, mis pies mojados y el lugar de tus brazos en mi cintura sigue vacío. 

A veces, creo que si fue el momento correcto, pero mal entendimos al destino, supusimos que éramos el uno para el otro cuando en realidad solo debíamos convivir temporalmente y no aferrarnos, como yo, a un "para siempre". 

A veces te siento,te escucho, te olvido, te quiero y otras ni te pienso, a veces creo que estamos perdiendo la vida  estando lejos, que juntos, como somos ahora podríamos convertir lo imposible en posible y los sueños en realidad.

Pero también a veces, recuerdo la lección más grande que me dejaste, esa que dejó mi corazón hecho cenizas, si, las mismas con las que hice un diamante, esa lección que se ha vuelto mi religión, la razón por la que sobrevivi, estoy segura que estamos donde debemos de estar y cuando a veces las lágrimas me invaden solo la digo otra vez con el fin de recordar para aprender y aprender para no repetir: todo pasa de la mejor manera, en el momento perfecto, por algo y para algo. 



domingo, 27 de septiembre de 2015

Y tú ¿pa cuando? (Parte1)

Para empezar necesito que alguien me explique donde tenemos la fecha de caducidad, esa que debemos responder cuando nos hacen esa pregunta ¿tú pa cuando?; independientemente de lo que sea, novio(a), boda, hijos, titulo universitario, etc.
En esta ocasión me referiré a "la pareja ideal" porque justo acabo discutir el tema con un grupo de amigos.
No sé porque algunos de los adultos hoy en día creen que, aparte de ser facilísimo encontrar a esa persona, estabas solo esperando que te preguntaran fecha para decidir si llevar la relación a otro nivel o encontrar a alguien de quien te enamores. 
En mi muy personal opinión, no es fácil, para comenzar, personas comunes abundan en el mundo, gente normal que quiere casarse y tener hijos o divertirse y "gozar" la vida, sobran, ya conocemos ese proceso que la mayoría busca.


¿Qué les es muy difícil saber que somos diferentes y por lo tanto no buscamos lo mismo? Una decisión de tal magnitud merece toda la atención, dedicación y tiempo del mundo. No se trata de comprar nuevas sábanas, de encontrar un departamento para vivir este semestre, del destino de tus próximas vacaciones, ni mucho menos de con quien saldrás y a donde el fin de semana.   Porque ya no solo quieres girar por las mañanas y ver a alguien junto a ti, quieres estar convencido de que eres la mejor mujer del mundo y él, es el mejor, porque "solo el mejor, merece lo mejor".  
Porque no quieres compartir un jacuzzi con quien sea, además de eso buscas crecer con alguien, una plática inteligente, debates épicos, y no cualquiera te reta a PENSAR, a CREAR, a SER, a SENTIR.


Una vez que logras un nivel de conciencia y darle rumbo a tu vida, sabes que buscas mucho más que esa persona atractiva, detallista o que siempre tiene pila para seguir la fiesta. Sabes que quieres a tu lado a alguien que enmedio de la fiesta te pregunte ¿cómo estás? Y que además tenga el compromiso de ser responsable de sí mismo, ya no de ti, porque sabe que eres tan independiente y fuerte que logras cuidarte por ti misma pero te demuestra que él también puede cuidarse y aún después de eso, ambos se preocupan por el otro, demuestran su interés y se protegen.



Es claro que normalmente no encuentras en esos antros que casi todos frecuentan, a alguien con quien puedas hablar de yoga, jazz, quesos, viajes y budismo; esa persona que no solamente quieres como pareja, además es la ideal para compartir toda tu vida, ser tu socio, compañero, cómplice, equipo, silencio, colores, contrincante, esposo y padre de tus hijos.
Esas personas (hombres y mujeres) están en peligro de extinción, seres integrales que buscan seguir desarrollándose como seres humanos, que no se conforman, que buscan agregar valor al mundo y que valoran que TÚ agregues valor a su vida. 


Porque no es la edad, insisto, es el nivel de conciencia y equilibro personal que alcanzamos, el que nos hace darnos cuenta que no podemos ir por la vida viendo "a ver qué sale" con "x" o con "y", porque sabes lo valioso que es tu tiempo y lo que deseas hacer con él. 
Que ya te diste cuenta que no tienes asegurado el tiempo para llevar a cabo tu proyecto de vida como lo tienes planeado, pero que tienes el HOY y que de que si lo que haces ahora no te acerca a donde quieres estar mañana, tus sueños, son solo eso, sueños.


Pero llega, llega ese momento, es una total mentira eso de que "llega cuando menos te lo esperes", la realidad es que, tú logras encontrarlo, te encuentras justo en ese sitio, círculo, lugar, momento o situación, en el que sabes que conocerás a tu mejor amigo, al perfecto socio, a esa persona con quien bien podrías formar una familia, al amor de tu vida... 


lunes, 21 de septiembre de 2015

El que se fue para volver

Hace algunos días recibí un mensaje de Enrique, un amigo de hace años, de esos que no frecuentas pero que sabes que están ahí, literalmente por alguna parte del mundo.
Me sorprendió su repentino saludo y al ponernos al día me confesó dos cosas, la primera que me escribía porque necesitaba hablar con alguien inteligente y que estaba muy confundido.
Para simplificar el contexto, estaba en Málaga, España; atravesando un intercambio académico que lo encandiló hace seis meses.



"No estaba bien en México pero fui muy imbécil para no darme cuenta que no era el lugar, era yo"; prácticamente se fue huyendo de una avalancha de "problemas" y tenía ganas de pasarla bien, ya saben: libertinaje. Pero Are, con el tiempo me fui dando cuenta de lo realmente importante, no todo es fiesta y aunque algunos compañeros eran solidarios cuando por alguna razón no podía salir, no es lo mismo estar en tu hogar. Pero me da miedo volver, me quedan seis meses para terminar el intercambio y no quiero regresar "fracasado" tú sabes que soy muy orgulloso, sería como haberme rendido y en realidad la paso bien, pero estoy dejando mucho por tan poco.
Mi novia terminó conmigo, conoció a alguien en México y bueno, yo no fui el más claro ejemplo de fidelidad, no tenía idea de las relaciones a distancia.



Y tú, ¿que quieres?, supongamos que puedes pedir lo que sea, que tienes una varita mágica y todo puede ser como tú lo desees (siempre hago esta suposición para que dejen a un lado el miedo y los "peros"). Volver, quiero volver porque siento que no es mi sitio, que aprendí lo que debía aprender, porque la cerveza no me sabe si no la comparto con alguien que me ama, porque Ibiza no es mejor que Grill y porque no sé cuanto tiempo pueda seguir disfrutando a mi familia, los tengo ahora y estoy lejos, no quiero arrepentirme. Quiero reconquistar a Vane, ser un mejor hombre, pasar más tiempo con mis papás y quiero emprender mi propia empresa, terminar la escuela y conocer el mundo. Eso quiero. ¿Y qué te hace falta? Dejarme de %$&·"!  (ser valiente) pienso mucho y a veces la paso tan bien que no quiero volver, esto es un reto diario y me gustan los retos, aquí soy libre, pero es cierto "si eres libre, ese es el precio que debes pagar: la soledad", de muchos amigos ni me despedí, y ellos eran amigos de verdad, a muchas personas que alguna vez se preocuparon por mi, ni las gracias les di. 
Pero todo eso me ha tocado de vuelta, he aprendido y seguro estoy de que viajar es lo que me encanta, pero ya llegué a un nivel de consciencia en el que descubrí que todo se reduce a nada si no lo compartes con las personas correctas. Todo esto lo descubren monjes, o personas que atraviesan por una desgracia, yo me siento afortunado por no haber tenido que pasar por algo así, creo que tengo una segunda oportunidad y quiero tomarla, me costó mucho aprender a VALORAR todo lo que tenía y lo que era MI VIDA, y no sólo materialmente, nadie aquí me cuidó las fiebres como ella, extraño incluso las reconciliaciones, y para ser franco, no es fácil encontrar a una persona con la que tus ambiciones, metas, ideales, gustos, etcétera coincidan y se diversifiquen al mismo tiempo. Ella no sólo creía que yo era el mejor hombre del mundo, además me motivaba a serlo, eramos el impulso uno del otro, el mejor equipo, pero es claro, ella sí es la mejor mujer y más que obvio que busca al mejor hombre y yo, aquí, no lo fui.



La plática se tornaba cada vez más espiritual, llego un punto en que el chat fue poco y nos llamamos, tres horas se fueron como unos cuantos minutitos, compartimos varios puntos de vista, otros los debatimos a muerte, pero lo importante no era eso, si no la decisión. Tips sobre cómo decirle a sus papás, sobre las consecuencias y la forma de enfrentarlas, es decir todo un FODA de aquella situación, en momentos estaba convencido, en otros quería desertar, pero yo ya lo veía pronto de vuelta. Hicimos una lista, dos simples columnas (lo recomiendo para cualquier situación que no sepas que hacer)  en una, todo lo que perdía si volvía y en otra todo lo que ganaba si lo hacía, les dio un puntaje a cada una de las frases, al final hizo una suma y decidió volver. Es claro, cuando lo que puedes ganar es más de lo que puedes perder no hay duda para actuar.

El asunto en todo esto es que llega en cuatro días,  sus padres saben, lo tomaron bien, se dieron cuenta de que su decisión está tomada y que es sincero su anhelo por volver, a muchos de sus amigos de los que ni se despidió no les importa, con respecto a ella (en mi muy personal opinión) dudo que la "recupere", heridas así no sanan tan pronto y si yo estuviera en su lugar, no lo haría (ya te conté mis razones Kike).
Estoy fascinada con el cambio de este hombre y me vino una pregunta a la mente después de analizar su historia: ¿Porqué no salimos día a día de nuestra zona de confort? Es ahí donde ocurren las cosas realmente increíbles; cocina, lee algún libro difícil de entender, extraña, siente, sorprende, ponte en una situación incómoda, reta a tu otro YO, ese que tienes bien escondido para que no le pase nada, por que es él, quien puede llevarte al siguiente nivel.


viernes, 18 de septiembre de 2015

Carpaccio

Lo saque del congelador unos segundos antes, era todo un reto rebanar el salmón, digamos pues, que, no soy la numero uno, pero algo te aprendí.
El aceite de oliva era testigo de mis nervios, quería preguntar ¿así? Pero evidentemente ni el balsámico ni la pimienta iban a responderme, y dudaba mucho que la albahaca me corrigiera.

Logre concentrarme distrayéndome con recuerdos, la playlist de los boleros ayudo bastante, y como no tenía quien me sirviera una copa, entonces pause el cuchillo (si, mala idea, perdía frío la carne) pero tenía que relajarme, después de todo, esta noche nadie intentaría seducirme. 

La cita era conmigo y tu recuerdo, les debía un último brindis. Era lo contrario a una despedida de soltera, era una bienvenida.

Y pasaron horas, como paso nuestro aniversario, frío y sin aviso, pensándolo bien, después de todo nunca fue un cuento de hadas, es solo que mi imaginación sobrepasa siempre los límites. 

El maridaje y la dicha convertida en recuerdos que trae este sabor es algo que no cambio por nada, de pronto duele, pero eso es bueno, que duela, para recordar, así, cuando recuerdo aprendo y aprendo para no repetir, y al decir "no repetir" no hablo del carpaccio. 

Tu funeral

La noche se aproximó sigilosamente y sin avisar, la luna anunció un día especial, un nudo en la garganta robó mi voz cuando me di cuenta de lo que pasaba.
Habías muerto, estabas ahí, pálido, sin alma, vacío y frío. Quise acercarme a despedirte con un último beso, pero no pude, la ira de tu suicidio me cegó por completo, antes que limpiar tu sangre de recuerdos,  sentí impulso de tomar tus mentiras y acribillarte un par de veces. Pero no, guarde la calma, tranquilicé mi cabeza aunque mi corazón volcara como olas en altamar. Debía organizar un funeral; no un funeral común, uno diferente, uno que de verdad fuera importante.


Llamé a cada uno de tus amigos, testigos e inseparables cómplices, le pedí a la amargura que viniera a acompañarte, a la falsedad que no podía faltar en tu última noche, para entonces hipocresía y vileza estaban ya esperando. Quise que todos aquellos a los que amabas te dieran un último adiós, para ser franca el deseo era también despedirme de ellos, yo no tengo más nada que relacionarme con ellos si no es por ti.
Platicamos para recordarte, hablamos de algunas ocasiones en particular, en las que fuiste realmente feliz, nos acordamos de aquella vez que viendo las estrellas dijiste querer estar a mi lado toda la vida, si, ese mismo día que te enredaste en otros brazos y la dicha que te dio saber cuánto heriste.
Mientras decidíamos si beber té o café en tu velorio, nos acordamos del vino, ese tinto que inauguraste con alguien más y terminaste conmigo, ¡exacto!  El mismo que derramaste sobre mi espalda y luego secaste con las sábanas en las que después envolviste a alguien más. Por supuesto no pudimos olvidar ese anillo de bodas de alguien que acababas de conocer que se clavó en tu espalda, horas antes de tu último “te adoro”.

Fue en verdad un buen funeral, el mejor diría yo, revivimos cada una de tus hazañas, concordamos en que fuiste un hombre que no trascendió pero disfrutó, una fábrica de heridas, una máquina de dolor, el ser insufrible jamás antes conocido, fuiste único. Me extrañó que no hubiese ningún otro par de piernas aquí, la sala luce casi vacía, salvo por tus irreemplazables acompañantes, es porque tal vez para ellas sigues vivo.
Entrada la mañana, cuando el cielo comenzaba a clarear, la hora de decidir se acercaba, no sabíamos si sepultarte o incinerarte, era una importante decisión tratándose de un personaje como tú, no queríamos que hubiera una tumba, porque luciría siempre sola, pero tampoco queríamos esparcir tus cenizas por temor a que destruyeras el aire, el suelo, lo que sea, como ácido. Para mayor certeza decidimos tener las cenizas,  no fuera a ser que los metros de profundidad fuesen pocos y volvieras a emerger. De pronto, venganza me recordó de aquella cripta que apartaste en el olvido para descansar en paz.

Aún en duelo, un novenario de perdón hicimos para ti, el amor que te tuve, mis cuidados y atenciones un ritual de despedida hicieron para ti. Todavía seguimos orando por tu descanso eterno, por tu espíritu, que aunque nunca lo conocimos creemos que existió. Se unieron a mi dolor tus mentiras y escribieron una esquela para mi consuelo “lamentamos la pérdida de alguien que fue para no ser”.
Hoy, he vuelto de depositar tus cenizas en el olvido, no fue fácil ver como ardían en llamas tantos recuerdos, como con el fuego se clarificaban falsedades, como en el humo salía la verdad, como junto contigo se consumieron las cartas que nunca escribiste, las canciones que no dedicaste y esa serenata de lágrimas que me llevaste, pero todo tiene un fin y en Dios encontré la resignación para despedirte, le hice prometerme a  mi mente que te borraría pero mi corazón dijo que de ti no se olvidaría, me ha dicho que en cada flor que se cruce por el camino, está un adiós como símbolo de permanencia en esa tumba que no existió pero de una muerte que sí ocurrió.


sábado, 12 de septiembre de 2015

¿Té verde o capuchino?

Estábamos en el restaurante, ninguna de las dos tenía resuelta la vida, pero buscábamos compartir los trozos de madera para mantenernos a flote.
Activé el modo relato con tres palabras: ¿Siempre qué pasó?... "pues nos vimos pero, es un idiota, sinceramente mi plan era pacifico, en verdad que yo quería solucionar las cosas, pero el no puso nada de su parte. Llegamos y le dije, pues tenemos que hablar porque no podemos seguir así, a veces peleamos por cosas sin sentido y de algo simple hacemos una guerra que no para ni con banderas blancas, yo te propongo que seamos sinceros y que los dos pongamos de nuestra parte, cuando algo no me parezca a mi te lo diré antes de discutir y si algo tampoco te gusta de mi hay que hablarlo sin pelear."


Le dí un sorbo a mi chocolate y seguí escuchando: "Se quedó callado, como fuera de sí y pregunté ¿qué piensas?. Me respondió: pues si, está bien, estoy de acuerdo.
Fin de la conversación ¿te das cuenta todo lo que yo contribuí a mejorar la relación y lo que dijo él? Seguramente ni me escuchó y para evitar que me enojara solo dijo que estaba de acuerdo.
Obviamente me enojé, hice mi cara de ¡maldita sea!, como un espejo él hizo lo mismo y me preguntó: ¿ahora qué?. Era obvio que me enojé, intenté explicarle de la manera más sutil (seguramente gritando y exaltada) que no era posible que no le importara para nada salvar lo nuestro.
Todo resultó peor, es imposible llegar a un acuerdo con él, ¿por qué no hace lo que los hombres que aman hacen?
En primer lugar, ¿porqué no me buscó él? la última vez que discutimos terminamos y le dije que no me buscara pero, si me amara, no le habría importado y me habría buscado de mil formas para solucionarlo, pero no, tuve que buscarlo yo, y ese tiempo lo imaginé recordándome y reflexionando sus actitudes erradas, si no hubiera sido porque supe que iba de fiesta en fiesta, hasta el día de hoy pensaría que me extrañó.
Acaso ¿no me ama cómo para pensar en nosotros, para haber dado la media vuelta, alcanzarme y pedirme que siguiéramos juntos?, ¿no soy suficiente cómo para que en el tiempo que estuvo sin mi valorara el amor que siento por él y cambiara?, ¿qué no se daba cuenta de que el "no me busques" no era una orden si no una regla a romper?."


En ese momento la detuve, le pedí que pausara la plática y le dije, ¿porqué pediste capuchino en lugar de té verde?, porque odio el té verde y me encanta el capuchino. Le dije: ahí lo tienes, todo este tiempo haz estado esperando que ese té verde se convierta en capuchino y NO, repito, NO va a suceder, número uno, porque es TÉ VERDE y no otra cosa, número dos, porque tú no sabes pedir lo que quieres, no puedes pedir "no me busques" cuando lo que quieres es que te ruegue, si esperas que aparezca al día siguiente con flores en tu puerta déjame decirte que estás equivocada, no lo hará.




Hay mil cosas que no nos enseñan, pero nosotros decidimos si queremos aprender a hacerlas o no, pienso que una de las más importantes es aprender a pedir y decir lo que queremos, no a disfrazarlo de drama y mercadotecnia romántica barata, con la que aprendimos a gritar "vete de mi vida no quiero volver a verte" y esperar esa escena con violines de música de fondo en el que te toma fuerte de la cintura , be besa mientras dice "jamás me iré de tu lado porque eres mi vida y te amo".
Señores, créanme, cuando en verdad le odias y quieres que se vaya de tu vida, si obtienes esa reacción, te mueres de pavor, tu sentido de escape y supervivencia se activa.



¿Te das una idea de cuánto sufrimiento te ahorrarías? si aprendieras a pedir y decir lo que quieres, así, real, crudo y sin maquillaje. Te cuento, ganancia número uno, irías por la vida pidiendo capuchino y no conformarte con tés, agua natural o sodas. Ganancia número dos: no vivirías con la esperanza de que ese té verde se convierta en capuchino. Ganancia número tres: no llorarías la amargura de ver cómo jamás pasó lo que esperabas.



Hay que empezar por lo más difícil: primero, aprende qué te gusta y si eso que te gusta te hace feliz, cuando lo sepas viene lo más fácil, solo encárgate de pedirlo. O ¿alguna vez pides pay de fresa ilusionada con que el mesero te traiga pastel de moras?






miércoles, 9 de septiembre de 2015

Saltándome la introducción.

Empezaré como no debe de ser, saltándome la introducción, no voy a hablar de mi porque no soy experta en nada, yo creo que hasta quienes dominan algún sistema están en constante aprendizaje, no se conforman, así que hasta ahora sólo puedo decir que soy muy buena en ser como soy.
Sabiendo lo anterior, te advierto que no voy a decirte "Las 40 cosas que hacer antes de casarte", mucho menos "Cómo saber si te engaña, porqué y con quién", no vas a encontrar aquí "Los 18 secretos para tener una excelente vida" pero si te compartiré lo que pienso, lo que me funciona y lo que no. Te contaré TROCITOS DE VIDA, de algunas personas y míos; todo esto con varias finalidades: hacer lo que me gusta (escribir), agregar valor a mi vida (leyéndote) y en resumen: compartir.


Para mi, la vida es mucho más que un algo, un qué y un cuándo, es algo tan sencillamente complicado que nos toma tiempo el simple hecho de entenderla, ahora, vivirla es aun una mayor aventura. 
¿Te has preguntado alguna vez si alguien está filmando tu vida? o te has preguntado ¿cómo sería un cortometraje de ella?. Yo sí, y me encanta saber que no estoy actuando, que si eso sucede o sucediera, lo que se vería ahí sería auténtico, completamente improvisado.

Ahora bien, entrando un poco a este tema de la improvisación, no sé a ti pero me ha tocado conocer a varias personas a lo largo de mi vida, que son excelentes actores, en el buen sentido de la palabra, son tan buenos que hasta ellos se creen el papel que están interpretando, hoy (por ejemplo) recordé a un buen amigo, que dejó de ser actor para comenzar a ser autor, hacía algunos meses que dio fin a su relación amorosa y al pasar los días, él actuaba como si ella no le importara, cuando escuchaba el nombre de ella, su maquillista aparecía, en segundos su semblante era gris y seguía al pie de la letra el guión: "no sé y ni me importa". Pero claro que le importaba, él quería saber de su vida, seguir a su lado, volver a pasar con ella esas tardes de discusiones y reconciliaciones, sólo que en ese momento probaba la faceta de actor.


Y es que es fácil, en verdad que es fácil ocultar que extrañamos, que nos morimos de ganas por volver, o por irnos, lo difícil es demostrar lo que en verdad queremos. Lo complicado es ser valientes y arriesgar nuestro ego, aventurar nuestro orgullo a las temidas preguntas ¿qué va a pensar?, ¿qué va a decir?, ¿y si...? como si la vida se acabara si pasan o dejan de pasar esas cosas, lo cierto es que resulte lo que esperamos o algo que ni imaginábamos, depende de la delgada línea entre demostrar lo que sentimos, luchar por lo que queremos o... mejor no. 
Yo sólo sé algo, las personas que más sienten y más disfrutan, son aquellas que se atreven, que se juegan el todo por el todo, esos que recordamos de qué lado tenemos el corazón cuando alguien viene a romperlo para que no olvidemos su lugar, nosotros, quienes tocamos estrellas con las manos gracias a que amamos intensamente y olvidamos lentamente. 
Sé, además, que cuando mi amigo buscó a su "ex-chica" se convirtió en el hombre más feliz del mundo porque el amor renació entre ellos después de un año, resultaba que aún se amaban pero les estaban pagando muy bien en sus papeles como extraños e indiferentes, así que cuando ahorraron lo suficiente, decidieron volver y ser autores de esa historia, juntos.


Por eso es que digo que a mí me gustan las personas que no tienen miedo, me gustan los valientes, aquellos que se conocen y reconocen. Esos que agregan valor al mundo, quienes no temen sentir, quienes están aquí para vivir, aquellos que no se esconden detrás de un anónimo y gritan lo que sienten (pero además lo saben). Quienes dejan de decir "te quiero" para demostrarlo, aquellos que le ponen rostro a las canciones y poemas a las miradas, ellos, los que no esperan que las cosas pasen, mucho menos se conforman con hacer que sucedan, sino quienes hacemos que vuelvan a pasar.
Me gustan las personas que rompen esquemas, su propio ego, a los que el orgullo les sirve más plasmado en un cuadro y las apariencias les gustan más desnudas entre sábanas.