sábado, 10 de octubre de 2015

El perfecto insufrible.

Sabía llorar, aprendió por internet en una lección de actuación, tips para estimular los lagrimales, etc.
Lograba convencer con un par de miradas y jurar por lo más sagrado era fácil, ¿quieres el secreto? no tener nada sagrado. Maestro de mil cosas, menos del amor. Las más grandes lecciones de la vida las aprendes de él, de lo que NO debes hacer.


A veces era el tipo más envidiado, ¿dónde aprendió a bailar?, ¿ya viste con quién está saliendo? y mientras decenas de ellas tenían el corazón roto por promesas de copy paste, él la pasaba bien. No había porque sufrir, es el claro ejemplo del placer inmediato, es todo lo contrario de "la gloria está en el largo plazo", no hay futuro, sólo presente, si algo estorba, duele o incomoda un poco, lo quita, lo elimina.



Desconoce el apego, el único lazo que tuvo algún día fue el cordón umbilical y sí, también lo dejó. La intención no es decir cómo es, si no cómo no es. Con su presencia aprendí que no importa cuanto quieras a una persona, no importa cuánto pienses en ella, no importa cuantas cosas bonitas le digas, no importa cuanto le digas que la extrañas, no importa que dejes el resto por esa persona, no importa que no duermas por ella, no importa en lo absoluto lo que sientas, si ella no siente lo mismo. 


Gurú de la seducción, de decir lo que quieres escuchar, de hacer el movimiento perfecto en el momento preciso, siempre gozaba, nunca se enganchaba. ¿es posible este estilo de vida? LO ES.
¿La historia tiene un final feliz? júzgalo tú mismo: pasaron los años, unos 43 exactamente, era un genio no sólo para el engaño, también para los negocios, pasaba un tiempo en tierras caribeñas, disfrutando la vida, que para eso es.


Pues sí, conoció a alguien, a una más, pero parecía única, el perfecto insufrible parecía no ser perfecto, unos cuantos pasos de salsa, cabellos rubios, nacionalidad inusual, una admirable posición laboral y un look que atraía las miradas bastaron para hacerle a ese insufrible producir sustancias en su cuerpo que hace bastante tiempo (o nunca)  había sentido, término más rápido de lo que empezó... ahora los roles cambiaron, tomo el papel con el que siempre había jugado, fue tan extraña, fue ta ÉL, fue tan hábil que ni cuenta se dio, sólo hasta después de repasar el guión de ella y por sorpresa fue el mismo que por muchos años nadie había podido descifrarle a él.
Y es así como acaba este peculiar personaje, escribiendo a las 6 de la mañana en una banqueta "gozando la vida", botado de la casa después de un frío y sin sabor bye bye!.


Aprendió, a unos días de cumplir sus 44 años, que en el mundo siempre hay alguien mejor que tú, siempre, sin excepción, que iba por la vida disfrutando y elevando con orgullo su título, ese título que, por cierto le regaló alguien que lo amó, pero eso del amor, es mera fantasía, nunca es al 100% ni es seguro. Ahora lo único seguro es que también existen "perfectas insufribles".



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