martes, 20 de octubre de 2015

Hablemos de él

Está bien, hablemos de él. Te diré todo lo que quieras saber. Te contaré la historia que tanto has esperado, aunque al oírla te parezca difícil de creer, pero antes tienes que conocer como fue ese hombre del que me enamoré. 


Tenía el cabello color obsidiana, sus ojos eran buenos, como la mañana, disfrutábamos ver juntos el atardecer, su voz noble como ninguna que puedas conocer, tenía música en el corazón, de "te quiero" tenía llenos los dientes y regalaba abrazos de algodón. 

Le gustaba ser feliz y tomaba café, amaba la cocina pero le costaba ser fiel, me quería, eso lo sé, pero para ser sincera, yo, con el alma le amé. Podría ocultarlo y quizás mentir, pero prefiero que conozcas el pasado que hoy me trajo hasta ti. 

Reímos, cantamos, discutimos, viajamos, nos separamos y hasta gritamos sin razón. Sé con seguridad, que estuve en su mente, quizá toque su alma y una que otra noche dormí en su corazón. Jamás pensó en hacerme daño, pero cuando se ama sin condición, como resultado, no queda otra opción. 

Aunque quisiera, no puedo hablar mal de él, sería aborrecer mi pasado y no tengo razones para odiarle o tratarle con desdén. Sin embargo, también debes conocer que las razones que nos separaron alguna vez, siguen vigentes y es más fácil aceptarlas, recordarlas y conocer su validez. Juntos apredimos que no éramos el uno para el otro, entendimos que cuando alguien es para ti y tú eres para alguien, los martes se vuelven jueves, el amor cada día crece, las miradas estremecen y los imposibles desaparecen. 


Nada de eso fuimos nosotros, nuestro presente es la prueba, a mi nada puede costarme, seguir la ruta de quienes detestan a su ex, pero yo soy así, diferente, y si te parezco rara, a mi lo antes mencionado me parece muy común. No soy la chica que llama después de una botella, para reclamar, soy de aquellas que, sobria, sin problema le puede saludar. 

Así que si algún día, mientras paseamos, lo encontramos, seguramente le saludamos e incluso, él y yo un abrazo nos damos. Y si por error comenzaras a sentir celos, solo recuerda que segundos antes, mi PRESENTE me tomaba de la mano. 

En efecto, el amor de mi vida no fue, mi alma gemela no es, pero probablemente hasta la muerte le he de querer. Si has de  quererme a mi, completa ha de ser, con defectos, con virtudes y con este cariño que siento por él. 

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