sábado, 16 de enero de 2016

En las buenas y en las malas.

Sabía que en alguna ocasión estarías apática, sabía que no todo sería "miel sobre hojuelas" y que quizá alguna vez (nótese el tono de falta mucho) no estarías de humor para recitarme un verso del libro que estés leyendo. 


Pero a decir verdad no pensé que fuese a ser tan pronto. Y es que algo pasa en el corazón que de tanto anhelar parece que se rinde, que de tanto extrañar, deja de hacer falta, pero estas, estas son las situaciones "no tan buenas" en las que debo gritarle al mundo y susurrarte a mil voces cuanto te quiero. 


Porque es fácil hacerlo cuando la euforia del momento y la emoción corre por mis venas, cuando le resto un día a la cuenta regresiva. Pero no es fácil cuando los ánimos encuentran el piso y los sentimientos se entumen. 


Por eso, decidí dedicarte esta noche a ti, a lo mucho que te admiro y al par de estrofas que leerás al despertar.
Llamé y les dije que no podría acompañarlos, prepare nuestras copas favoritas y mientras soñabas, por ti brindé. Me consentí y me aventuré a recordar cada parte de tu cara para sentirte cerca, reviví las mariposas en mi estomago que aparecían cada vez que me besabas. 


Entendí el significado de las veintitrés promesas y la advertencia de cada sueño juntos. Comprendí que es probable incluso que un día de estos olvides un "te quiero" antes de colgar o incluso vuelvas a descuidar mi "buenos días" pero que seguramente sigo presente ahí en tu mente despistada, ahí, calientito, acurrucado en tu corazón y no... Eso no significa que me quieres menos. 


Así que si al despertar también a ti te parece que las horas previas a este renglón nos pasaron sin aviso, dales significado con un par de palabras, encuentra inspiración en ese futuro que construimos día a día con pasos agigantados y entérate, vida mía, que hoy aprendí que deseo estar contigo en las buenas y en las malas. 


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