domingo, 7 de febrero de 2016

Pasatiempo

Su pasatiempo favorito era jugar a enamorarme, decirme versos que aparentaban ser profundos pero que en realidad solo buscaban conseguir un nivel más alto de placer. 
Podía verse en mis ojos, su risa se reflejaba en mis lagrimas cuando llorando de emoción le dije "te amo", mientras sin pensarlo respondía "te quiero". 


Le gustaba experimentar qué detalles provocaban qué besos, aprendió a solucionar, disculparse y solucionar convenientemente, conoció mi derecho y mi revés. Me dominó en cada caricia y en cada lugar. 


Fue listo, no hubo compromiso, no hubo nada que atara sus pensamientos y acciones. Ahora que lo pienso, no me debe nada, nunca prometió nada, yo sola me inventé ese final de cuento que no llegó. Odiaba mis "para siempre" y la frase de "toda la vida" le causaba náuseas, hasta hoy entiendo porque sus respuestas eran ambiguas. 


Hasta hoy entiendo que todo fue parte de su pasatiempo. Entiendo por qué no tomaba mi mano en público, por qué en privado era un príncipe y frente a todos un patán. Entiendo su madura reflexión de: "basta que nosotros lo sepamos". 


Y es que como en todo pasatiempo hay cosas buenas o malas, pero en algo te vuelves experto, él aprendió a enamorar sin error, sin amor, a desaparecer y volver a gusto propio. Yo aprendí a diferenciar el amor del "un rato". Aprendí a sanar y a seguir, para mi fortuna seguro vendrá alguien mejor (cualquiera puede ser mejor que él). Para su infortunio, dudo que alguien le llegue a amar como yo. 


No hay comentarios:

Publicar un comentario