sábado, 12 de septiembre de 2015

¿Té verde o capuchino?

Estábamos en el restaurante, ninguna de las dos tenía resuelta la vida, pero buscábamos compartir los trozos de madera para mantenernos a flote.
Activé el modo relato con tres palabras: ¿Siempre qué pasó?... "pues nos vimos pero, es un idiota, sinceramente mi plan era pacifico, en verdad que yo quería solucionar las cosas, pero el no puso nada de su parte. Llegamos y le dije, pues tenemos que hablar porque no podemos seguir así, a veces peleamos por cosas sin sentido y de algo simple hacemos una guerra que no para ni con banderas blancas, yo te propongo que seamos sinceros y que los dos pongamos de nuestra parte, cuando algo no me parezca a mi te lo diré antes de discutir y si algo tampoco te gusta de mi hay que hablarlo sin pelear."


Le dí un sorbo a mi chocolate y seguí escuchando: "Se quedó callado, como fuera de sí y pregunté ¿qué piensas?. Me respondió: pues si, está bien, estoy de acuerdo.
Fin de la conversación ¿te das cuenta todo lo que yo contribuí a mejorar la relación y lo que dijo él? Seguramente ni me escuchó y para evitar que me enojara solo dijo que estaba de acuerdo.
Obviamente me enojé, hice mi cara de ¡maldita sea!, como un espejo él hizo lo mismo y me preguntó: ¿ahora qué?. Era obvio que me enojé, intenté explicarle de la manera más sutil (seguramente gritando y exaltada) que no era posible que no le importara para nada salvar lo nuestro.
Todo resultó peor, es imposible llegar a un acuerdo con él, ¿por qué no hace lo que los hombres que aman hacen?
En primer lugar, ¿porqué no me buscó él? la última vez que discutimos terminamos y le dije que no me buscara pero, si me amara, no le habría importado y me habría buscado de mil formas para solucionarlo, pero no, tuve que buscarlo yo, y ese tiempo lo imaginé recordándome y reflexionando sus actitudes erradas, si no hubiera sido porque supe que iba de fiesta en fiesta, hasta el día de hoy pensaría que me extrañó.
Acaso ¿no me ama cómo para pensar en nosotros, para haber dado la media vuelta, alcanzarme y pedirme que siguiéramos juntos?, ¿no soy suficiente cómo para que en el tiempo que estuvo sin mi valorara el amor que siento por él y cambiara?, ¿qué no se daba cuenta de que el "no me busques" no era una orden si no una regla a romper?."


En ese momento la detuve, le pedí que pausara la plática y le dije, ¿porqué pediste capuchino en lugar de té verde?, porque odio el té verde y me encanta el capuchino. Le dije: ahí lo tienes, todo este tiempo haz estado esperando que ese té verde se convierta en capuchino y NO, repito, NO va a suceder, número uno, porque es TÉ VERDE y no otra cosa, número dos, porque tú no sabes pedir lo que quieres, no puedes pedir "no me busques" cuando lo que quieres es que te ruegue, si esperas que aparezca al día siguiente con flores en tu puerta déjame decirte que estás equivocada, no lo hará.




Hay mil cosas que no nos enseñan, pero nosotros decidimos si queremos aprender a hacerlas o no, pienso que una de las más importantes es aprender a pedir y decir lo que queremos, no a disfrazarlo de drama y mercadotecnia romántica barata, con la que aprendimos a gritar "vete de mi vida no quiero volver a verte" y esperar esa escena con violines de música de fondo en el que te toma fuerte de la cintura , be besa mientras dice "jamás me iré de tu lado porque eres mi vida y te amo".
Señores, créanme, cuando en verdad le odias y quieres que se vaya de tu vida, si obtienes esa reacción, te mueres de pavor, tu sentido de escape y supervivencia se activa.



¿Te das una idea de cuánto sufrimiento te ahorrarías? si aprendieras a pedir y decir lo que quieres, así, real, crudo y sin maquillaje. Te cuento, ganancia número uno, irías por la vida pidiendo capuchino y no conformarte con tés, agua natural o sodas. Ganancia número dos: no vivirías con la esperanza de que ese té verde se convierta en capuchino. Ganancia número tres: no llorarías la amargura de ver cómo jamás pasó lo que esperabas.



Hay que empezar por lo más difícil: primero, aprende qué te gusta y si eso que te gusta te hace feliz, cuando lo sepas viene lo más fácil, solo encárgate de pedirlo. O ¿alguna vez pides pay de fresa ilusionada con que el mesero te traiga pastel de moras?






No hay comentarios:

Publicar un comentario