martes, 5 de julio de 2016

Necesitas equivocarte más.

Estaba como pasmada, estaba algo así como en shock, me acababa de dar cuenta de que no había mucho más que pensar pues mi mente ya estaba situada en el futuro, resolviendo lo que se venía, solo me estaba auto-engañando al creer que aún había más opciones, pero no, en realidad ya sabía lo que quería, al hacerlo consciente, automáticamente me rodó una lágrima y casi como magia, sonó el teléfono.

Fue una de esas Diosincidencias que por milagro a veces suceden, te ponen en el lugar, hora, modo y tiempo perfecto. No tuve mucho más que decir, supo perfectamente como estaba, mi voz entrecortada dejó ver más de lo que tenía pensado contar y con un suspiro, antes de terminar el saludo, me preguntó: ¿qué pasó?, parece ser que tenemos un botón de llanto desbordado e involuntario que se activa con ciertas frases, esa fue una de ellas.


Terminé de contarle, como siempre sucede, a medida que expulsas en forma de anécdota todo lo que pasó, el llanto cesa y tu respiración vuelve poco a poco como la de un niño en preescolar en su primer día de clases volviendo a casa. Sin mayor problema, con toda la serenidad me respondió: "necesitas equivocarte más". De un golpe, mis pupilas reaccionaron, mi sangre se detuvo y mi expresión cambió en milésimas de segundo.



Antes de que pudiera comenzar mi dramatización: interrumpió, "es claro que si te encuentras en una disyuntiva de ese grado, es porque no has aprendido lo suficiente, de haberlo hecho, no habría una segunda opción". Maldita sea, tenia toda la boca y todo el enunciado repleto de razón, era algo por lo que ya había pasado una, otra, otra y otra vez, no, espera... y otra vez, pero seguía sin entender. Algo pasa con esa adicción a equivocarnos, es la vida salvándote de lo que NO es para ti, de lo que NO debes hacer. Pero cierto, poniéndote justo en donde TIENES que aprender.




No hay comentarios:

Publicar un comentario